Encontrar máquinas expendedoras de condones el locales públicos ya no
es una novedad. En los aeropuertos alemanes pero van más allá y en los
aseos llegan a vender extraños objetos más aptos para tiendas eróticas.
No
entiendo muy bien cómo un viajero pueda tener toda esa prisa de comprar
un anillo vibrador en el aeropuerto aunque el coño de viaje parece
encajar exactamente en este entorno.
Será que las cabinas del sueño en los aeropuertos se usen bastante pero probablemente no para dormir…