Ni cerraduras, ni puertas, ni vallas. A pesar del tiempo que vivo en
Alemania a veces sigo alucinando al ver estas cosas. Los pisos de la
planta baja de este edificio tienen una pequeño patio directamente a la
calle y la gente deja sus pertenencias allí, día tras día, al lado de
donde pasa toda la gente.
Me encantaría medir en cuantos milisegundos desaparecerían los objetos si algo así se hiciera en España o en Italia.