Y como es una ciudad marinera dedica estatuas a marineros famosos aunque con pequeños inconvenientes.
La primera estatua está dedicada a uno de los marineros más famosos del mundo al que todos conocemos: hemos visto sus dibujos animados, leido sus tiras o comido espinacas para que nuestros músculos sean fuertes como los suyos. Desafortunatamente Popeye no existe de verdad.
La historia del segundo es más curiosa. No es un personaje muy famoso, pero bien conocido por aquí, se trata de Klaus Störtebeker y era un pirata. Un pirata de verdad que en la fin del 1300 estuvo atacando y robando por las aguas de Hamburgo, del Mar del Norte y del Báltico. Causó daños, muertos y pérdidas economicas en la región y cuando por fin conseguiron capturarlo fue condenado y ajusticiado.
Si os parece raro que desde 1982 Hamburgo tiene una estatua dedicada a un criminal en el lugar en el que fue ajusticiado no sois los únicos: muchas fueran y siguen siendo las polémicas. Pero sabemos que los piratas se han vuelto romanticos y amados por el público, entonces se ha empezado a usar esta figura para dar un toque más atractivo a la ciudad.
Por eso ahora además de la estatua hay bares, restaurantes, cervezas y hasta un festival de música en la isla de Rügen dedicados a Störtebeker que ahora mola y la gente lo quiere.