jueves, 23 de abril de 2015

Vamos al mar



Ir a la playa por estas latitudes resulta ser bastante diferente de la manera en que se hace por el Mediterráneo. Se sueñan bañadores, toallas, baños, tomar el sol tumbados en la arena y se acaba con pantalones largos, abrigos, gorros y mucho, mucho viento.

La verdad es que, aunque el Mar Bático y el Mar del Norte en linea de aire dísten entre 60 y 150 kilómetros, lo que se encuentra por un lado o el otro de la Península de Jutlandia es muy diferente.

No sólo los Strandkorben tienen estilo diferente, sino también los mares mismos y las playas tienen pocos rasgos en común.

El mar del Norte sufre mareas más amplias, por eso puede haber playas muy grandes en las horas de bajamar y nada o casi nada de playa en las horas de pleamar. Por este lado hasta que los restaurantes playeros están construidos en posición sobreelevada. En las horas de marea baja hay que andar unos cuantos antes de encontrar el agua, pero, a pesar de estas playas enórmes, es dificil encontrar un rinconcito de arena en lo que tumbarse, por la mayoría es barro o arena húmeda.

Por lo contrario el Mar Báltico, debido a su conformación cerrada, no tiene mareas extremas y las playas tienen pinta más parecida a las del Mediterráneo con arena y orillas.  Aquí sí, es posible tumbarse sobre una toalla para relajarse y tomar el sol…cuando el viento lo permita, si no se tiene que alquilar un Strandkorb.

Por las dos partes también el agua es diferente. La del Báltico tiene muy poca sal, mientras la del Mar del Norte un poco más, aunque bastante menos de la del Mediterráneo.

Lo que tienen en común es la falta del olor del mar típico del Mediterráneo, la costumbre de los alemanes de quitarse la ropa, calzoncillos y braguitas para ponerse el bañador, sin cubrirse, directamente en la playa y la temperatura del agua: fría!